Está claro que la mentalidad japonesa es muy diferente a la de un europeo o un americano. Cuando un japonés toma una decisión no la abandona por muchos problemas, inconvenientes u obstáculos que aparezcan en el camino. Toyota define esta mentalidad mejor que ninguna otra empresa. A pesar de las infinitas posibilidades de los coches impulsados por hidrógeno, el mundo y la industria parecen repudiarlos. Nadie apuesta por ellos, salvo…Toyota. Los japoneses acaban de presentar una nueva generación de su sistema de célula de hidrógeno, aunque nadie la ha pedido.
Realmente, el hidrógeno tiene todas las posibilidades para ser el combustible limpio e infinito que tanto tiempo llevamos esperando. Una fuente inagotable de energía sostenible. A pesar de sus cualidades, el problema del hidrógeno es que cuesta mucho generarlo. Al ser un elemento tan volátil, los átomos de hidrógeno siempre aparecen enlazados en la naturaleza. Disociar el hidrógeno del agua, H20, es sumamente costoso y, por lo tanto, poco rentable para la industria. A pesar de haber muchos proyectos en marcha, ninguno parece haber alcanzado un punto crítico de producción en masa. La falta de infraestructura es otro gran inconveniente. Lejos de instalar más puntos, los pocos que hay desaparecen.
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Más autonomía, menos costes y mayor oferta de productos
Si algo parecen tener claras las marcas es que el hidrógeno no es, hoy por hoy, la alternativa que todos esperábamos, pero Toyota sigue empeñada en que sí, para bien o para mal. La tercera generación de la célula de combustible japonesa promete un mayor margen de uso, así como un mayor grado de eficiencia y alcance. No hace mucho, Toyota aseguró estar trabajando en una nueva generación de baterías de estado sólido que permitirá a sus coches eléctricos superar los 1.000 kilómetros de autonomía con la llegada de la siguiente década. Con respecto a sus coches basados en el hidrógeno, Toyota afirma que el consumo será menor, pudiendo recorrer un 20% más de distancia que antes.
Las ventas globales del Mirai, el único coche de hidrógeno de Toyota, han caído considerablemente a lo largo de los últimos años. Sólo en 2024 las matriculaciones retrocedieron un escandaloso 55,8% con respecto al 2023. No hablamos de un coche de volumen, sino de un escaparate tecnológico que por muchas y muy buenas razones que tenga, no ha conseguido calar en el mercado. Con la tercera generación de su sistema FCEV, el Mirai será, teóricamente, capaz de recorrer hasta 775 kilómetros sin tener que parar a repostar. Insistimos en que no hace mucho tiempo Toyota empezó a dudar de su propia tecnología.
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Para esta nueva generación de células de combustible, Toyota espera ampliar el espectro de uso. Los japoneses aseguran que ahora es más barata de fabricar que nunca y que su uso puede asociarse a otros segmentos de la industria, como camiones u otros vehículos industriales o pesados. La tecnología quedará expuesta esta misma semana en la feria internacional de pilas de combustible e hidrógeno celebrada en Tokio, Japón. Se espera que las primeras aplicaciones comerciales se implementen en Japón, Europa y Estados Unidos y China una vez hayamos superado la frontera del 2026, aunque todavía no hay planes definidos y oficiales al respecto.