El Porsche Taycan es probablemente el lanzamiento más importante de Porsche desde el Cayenne, que llegó para reflotar las cuentas del fabricante y ha conseguido, con el paso de los años, bañar en dinero a la compañía alemana. El Taycan es importante en otro sentido, y es que supone la primera incursión de Porsche en el mercado de los coches eléctricos, marcando un hito en la historia de la compañía. De la berlina eléctrica de Stuttgart os hemos contado largo y tendido, pero ahora volvemos a hablar de él gracias a un vídeo de su proceso de fabricación, y que es un auténtico deleite.
Se trata de un documento audiovisual publicado por la propia Porsche, de casi treinta minutos de duración, que nos enseña cómo el Taycan toma forma en la fábrica de Zuffenhausen (Stuttgart, Alemania). Aunque no hay comentarios -el único sonido es el ruido ambiental de la factoría-, la calidad del contenido nos sigue pareciendo espectacular. Y es que es una auténtica gozada ver todo el proceso, paso a paso, desde las primeras soldaduras del chasis hasta la inspección final antes de salir de la fábrica.
Es de sobra conocida la calidad de construcción de los Porsche, y para su primer modelo eléctrico no iba a ser menos. Porsche ha invertido 700 millones de euros exclusivamente en la línea de producción del Taycan en Zuffenhausen y el resultado, salta a la vista, es un alarde de última tecnología en el proceso de fabricación y unas instalaciones de primer nivel.
El proceso comienza con las primeras soldaduras entre el chasis y los paneles de la carrocería, en un minucioso y muy preciso trabajo por parte de numerosos robots. Después la carrocería es pulida a mano por humanos, que se encargan de que no haya imperfecciones en la misma antes del baño de cataforesis. En esta piscina, la carrocería se somete a un proceso de electroforesis, en el cual la chapa actúa de cátodo y atrae las partículas de pintura disociada. Este proceso tiene como objetivo evitar la corrosión, para cual se sumerge la carrocería por completo para que quede protegido hasta el último rincón.
A continuación, tras secarse adecuadamente, varios robots aplican varias capas de pintura con el color final del coche. Después, de nuevo intervienen humanos para comprobar a través del tacto y la vista que no existen imperfecciones en la aplicación de la pintura (en la cual una simple mota de polvo puede retirar el coche de la cadena para reiniciar el proceso). Con la carrocería ya pintada, toca instalar el cableado y el salpicadero del coche; paralelamente se van ensamblando los motores eléctricos, la electrónica de potencia y el resto del chasis (suspensiones, frenos, etc.).
Un robot autónomo acerca la batería hasta la posición donde se encuentran los dos subchasis delantero y trasero, a los cuales se acopla la estructura la batería para conformar todo el grupo propulsor. Una vez ocurre el matrimonio entre la carrocería y el tren motriz, se procede a terminar el ensamblaje instalando asientos, volante, puertas, las llantas definitivas del vehículo... En definitiva, los últimos pasos para que el coche quede conforme lo ha configurado el cliente. Tras colocar la insignia de Porsche sobre el capó, se procede a hacerle una prueba en los bancos de rodillos y, para finalizar, un último control de calidad para comprobar que el coche no tiene absolutamente ningún desperfecto.
Llevar el Taycan a producción ha supuesto dar un paso más hacia la fábrica 4.0, y ha supuesto el mayor proyecto de construcción en la historia de Porsche. La compañía, que ha anunciado recientemente la creación de 500 nuevos puestos de trabajo más en esta línea de producción, asegura que en el proceso de fabricación del Taycan se ha conseguido un balance completamente neutro en emisiones de CO2 .