La industria se enfrenta a numerosos retos en la actualidad. Los cambios en los formatos de movilidad está suponiendo un verdadero quebradero para unas marcas que tienen que replantearse su futuro a corto y medio plazo. El mercado no está respondiendo ni a las expectativas ni a las amenazas políticas. El coche eléctrico sigue siendo minoritario y nada hace indicar que su protagonismo vaya a dispararse rápidamente. Muchas marcas están pisando el freno en su estrategias y desde Volkswagen se preparan para ralentizar la producción de baterías mientras lanzan un sonoro aviso a Europa. No se están tomando las decisiones correctas para defender y preservar uno de los sectores principales del continente.
Hace ya más de un año que el Parlamento Europeo ratificó la normativa 2035. Una ley que impedirá a los fabricantes de automóviles vender coches de combustión a partir del 1 de enero de dicho año. Si bien las empresas han asumido el mayúsculo reto, los conductores no parecen convencidos a dar el paso. Si bien la cuota de coches eléctricos ha ido creciendo paulatinamente a lo largo de los últimos años, diversos indicadores apuntan a un estancamiento de las ventas. La movilidad sostenible podría haber tocado techo y son varios los factores a tener en cuenta. El primero es la posición de Europa y sus políticas. Estamos a escasas dos semanas de una votación trascendental que podría cambiar el rumbo político del Viejo Continente.
Volkswagen necesita recortar su gasto para volver a la senda de la rentabilidad
Nadie pone en duda que China ya es el mercado más importante y dominante de la industria del automóvil. Oriente ha trabajado mucho y muy deprisa para lograr tan importante posición. No ha habido problema hasta que muchas de sus marcas han decidido dar el salto a la Unión Europea con productos atractivos y de gran relación calidad-precio. Europa no es la única región del mundo que teme la llegada masiva de coches eléctricos chinos. Estados Unidos, también. Los americanos han reforzado su seguridad aduanera con aranceles especiales de hasta el 100% a los productos procedentes de China. Se espera que la medida lastre las opciones de las marcas extranjeras.
Aquí, en Europa se espera una medida similar, aunque con impuestos más controlados. Los primeros rumores apuntan a una tarifa arancelaria del 30%, aunque todavía no hay nada oficial. Lejos de defender esta postura, los directivos de las principales compañías automovilísticas critican la medida. Arno Antlitz, director financiero de Volkswagen, asegura que levantar barreras comerciales adicionales supone correr un grave peligro ante el riesgo de que los chinos tomen dolorosas acciones de represalia. Una vez más, conviene no olvidar que China es el principal mercado eléctrico del mundo. Compañías como Volkswagen tienen en oriente uno de sus mercados principales. Cualquier medida política en contra de los productos chinos podría causar estragos en los intereses comerciales y financieros.
A fin de cuentas, la realidad es la que es. El coche eléctrico es el próximo paso en la evolución, pero no tiene porqué ser el siguiente paso que haya que dar. Muchas empresas están tomando medidas de protección frente a una estrategia que muchos acusan de acelerada. Las soluciones intermedias como los híbridos o los híbridos enchufables ganan adeptos cada día. Muchos los daban por muertos, pero ahora mismo son la tabla de salvación de las marcas para así cumplir con las normativas de emisiones. Volkswagen da por hecho que apostarlo todo al coche eléctrico es una idea demasiado arriesgada. Los alemanes buscaban convertirse en Tesla, pero ahora saben que necesitan ser como Toyota. La producción de baterías será más lenta de lo inicialmente planteado.
De las 6 fábricas de baterías con una capacidad total de 240 GWh anuales que Volkswagen esperaba tener operativas en 2030, sólo 3 de ellas acabarán materializándose, incluyendo la fábrica de Sagunto. Hace ya tiempo que supimos que los planes de construcción habían cesado. Ahora mismo Volkswagen no necesita tanta batería, así que no habrá más instalaciones y las presentes se tomarán con calma el aumento de la producción. A nivel global, Volkswagen es el tercer mayor fabricante de coches eléctricos del mundo, tras Tesla y BYD. Casi 800.000 unidades vendidas en 2023 avalan dicha posición. Un alto porcentaje de ellas se matricularon en China, por lo que es normal que Volkswagen pida calma y sensatez a los políticos europeos a la hora de aplicar medidas sancionadoras contra el país oriental.
