Hace ya unos días que se sabe que la Unión Europea ha atendido la petición de los fabricantes de coches tradicionales, que pedían a los dirigentes políticos una modificación la normativa de emisiones, al no conseguir los objetivos pactados en 2019, lo que iba a dar lugar este mismo año a multas millonarias.
Lo que ha decidido hacer Bruselas es dar tres años de margen extra para que las marcas se pongan al día en materia de electrificación y reducción de las emisiones de CO2 de sus coches, retrasando las sanciones que se contemplaban esta misma temporada.
¿Un parche o una solución?

Por tanto, los fabricantes tienen hasta finales 2027 para lograr el objetivo marcado, y que se acordó para los 27 países miembros allá por 2019. Las multas no se eliminan, pero sí que se retrasan, dando algo de margen para evitarlas o reducirlas.
El comisario de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas, justifica la decisión de Bruselas por lo necesaria que era esta reciente reforma para encontrar un equilibrio entre “la sostenibilidad a largo plazo y el pragmatismo”.
También asegura que es plenamente conocedor de lo preocupada que está la industria por las multas a las que se arriesga, de modo que esta nueva medida amplía el plazo que tienen para trabajar duro y librarse de las mismas. En palabras de Tzitzikostas, va a dar “aire fresco y flexibilidad” a los fabricantes.
Será en 2028 cuando se pueda saber si ha servido de algo este nuevo plazo de tres ejercicios, y si se hace algo más que retrasar las sanciones millonarias a las que se enfrentarán aquellos que no hayan logrado los objetivos marcados en materia de emisiones.
La meta de 2035 se mantiene

Recordemos que la normativa de la Unión Europea habla de penalizaciones de 95 euros por cada gramo que se exceda de los 93,6 gr/km a los que se limita la contaminación de CO2 de cada automóvil vendido.
En concreto, es un reducción del 15% respecto al límite permitido desde 2021, y ahora las marcas tendrán la oportunidad de compensar este año 2025 con ventas de vehículos más sostenibles en 2026 y 2027.
Como sea, Bruselas ya dijo en su momento que esta relajación de la normativa no afecta al objetivo final de 2035, que es acabar con los vehículos de combustión tradicionales, es decir, que no permitirán la venta de coches que emitan CO2.