La deslocalización de la cadena de suministro de vehículos eléctricos a Europa reduciría las emisiones de la producción de baterías en un 37% en comparación con una cadena de suministro controlada por China, según un nuevo análisis de Transport & Environment (T&E). Esta reducción en las emisiones de carbono puede superar el 60% cuando se utiliza electricidad de fuentes renovables.
La cadena de suministro del vehículo eléctrico no sólo tiene implicaciones económicas y geopolíticas, también medioambientales. Y es que no es lo mismo fabricar una batería en Europa que en China. Aunque el gigante asiático no para de aumentar su capacidad de energías renovables, China sigue generando casi el 60% de su electricidad a partir del carbón, la fuente de energía más contaminante de todas.
La generación de electricidad a partir de carbón tiene una elevadísima huella de carbono y es precisamente ahí donde T&E pone el foco. Según el estudio, una batería fabricada en China genera unos 120 kilos de CO2e por kilovatio-hora de capacidad, mientras que fabricarla en Europa con el mix energético actual bajaría esa cifra hasta los 76 kilos de CO2e por kilovatio-hora. Con una generación predominantemente renovable, las emisiones bajarían un 62%, hasta unos 45 kilos de CO2e por kilovatio-hora.
Producir localmente la demanda europea de celdas y componentes de baterías ahorraría unas 133 Mt de CO2 entre 2024 y 2030, lo que equivale a las emisiones anuales totales de República Checa. En este sentido, España sería uno de los países donde menor impacto medioambiental tendría la producción, pues es el tercer país europeo con mayor capacidad de generación de energía renovable.
En 2023, España generó, por primera vez en la historia, más de la mitad de su electricidad (50,3%) a partir de recursos renovables como el viento, el sol o el agua. Si sumamos a las renovables la energía nuclear (20,3% de generación), tenemos que el 70,6% de la generación eléctrica en nuestro país no generó emisiones de CO2, según datos de Red Eléctrica Española.
Sin embargo, menos de la mitad (47%) de la producción de baterías de ion litio planeada para Europa hasta 2030 está asegurada, según el mismo informe. Es un dato algo mejor que hace un año, tras una serie de medidas implementadas por la Unión Europa en respuesta a la Ley de Reducción de Inflación de Estados Unidos, que consiguió llevarse varios proyectos a suelo estadounidense. El 53% restante de la capacidad de fabricación de baterías anunciada sigue corriendo un riesgo medio o alto de retrasarse, reducirse o cancelarse si no se adoptan medidas gubernamentales más contundentes, señalan desde Transport & Environment.
Francia, Alemania y Hungría son los países que más han avanzado en la consecución de nuevas gigafactorías de baterías desde la anterior evaluación de riesgos de T&E del año pasado. En Francia, ACC inició la producción en Pas-de-Calais el año pasado, mientras que las plantas de Verkor en Dunkerque y Northvolt en Schleswig-Holstein (Alemania) siguen adelante gracias a generosas subvenciones públicas.
Finlandia, Noruega, España y Reino Unido tienen la mayor capacidad de producción en riesgo medio o alto debido a los interrogantes sobre los proyectos de Finnish Minerals Group, West Midlands Gigafactory, Freyr e InoBat. "Las baterías y los metales que las componen son el nuevo oro negro, la nueva gallina de los huevos de oro. Los líderes europeos necesitarán un enfoque preciso y un pensamiento compartido para cosechar los beneficios tanto climáticos como industriales. Rigurosos requisitos de sostenibilidad, como las próximas normativas sobre la huella de carbono de las baterías pueden incentivar la producción local limpia. Y, lo que es aún más importante, Europa necesita mejores herramientas dentro del marco del Banco Europeo de Inversiones y el Fondo de la UE para Baterías para respaldar las inversiones en gigafábricas", señala Carlos Rico, experto en políticas de transporte y medio ambiente de T&E.
Garantizar otras partes de la cadena de valor de las baterías será aún más difícil dado el dominio de China, que es absolutamente aplastante hoy en día. Según el informe, Europa tiene potencial para fabricar el 56% de su demanda de cátodos -los componentes más valiosos de las baterías- de aquí a 2030, pero hasta ahora sólo dos plantas han iniciado operaciones comerciales. Para finales de esta década, la región también podría satisfacer todas sus necesidades de litio procesado y asegurarse entre el 8% y el 27% de los minerales de las baterías procedentes del reciclado en Europa. Pero T&E afirma que las plantas de procesado y reciclado necesitan el apoyo de la UE y del Estado para crecer rápidamente.
"La competencia por la producción de baterías entre China, Europa y Estados Unidos se está intensificando. Aunque algunas inversiones en baterías que estaban en riesgo de ser atraídas por las subvenciones estadounidenses se han salvado desde el año pasado, cerca de la mitad de la producción prevista aún está en el aire. La UE debe eliminar cualquier incertidumbre sobre la eliminación gradual de los motores de combustión interna y establecer objetivos corporativos para vehículos eléctricos para tranquilizar a los inversores de las gigafábricas, asegurando un mercado garantizado para sus productos", afirma Carlos Rico.