La matriculación de un vehículo es totalmente necesaria para la correcta identificación y localización del mismo, así como del propietario. Por decirlo de algún modo, se trata del DNI de nuestro coche, por lo que es muy importante que se encuentre bajo la normativa que dicta la ley a este respecto. Como bien sabrás, cada matrícula se compone actualmente de cuatro número y tres letras, algo que se adapta al sistema europeo. Si bien antiguamente las matrículas incluían las siglas de la provincia a la que pertenecían, a partir del año 2000 todo esto cambió, introduciendo novedades como la eliminación de las vocales y otras letras del alfabeto.
Como curiosidad, este tipo de matriculación permite un total de más de 80 millones de combinaciones diferentes, con lo que llegará un momento en el que el sistema deberá volver a modificarse para que las matrículas no se repitan en dos vehículos diferentes. Las estimaciones de la DGT en este sentido apuntan a que esto no se producirá hasta dentro de unos 40 años. Pero, entonces, ¿por qué no se añaden las vocales para ampliar este rango de operatividad de la norma? Pues la respuesta es tan sencilla como sorprendente: las vocales se eliminaron de las matrículas para evitar combinaciones grotescas, malsonantes o nombres propios.
Así lo explica la propia DGT en su portal oficial. Algunos ejemplos en este sentido son ANO o PIS, aunque también se tomaron en consideración algunos nombres propios que se podrían conformar con tres letras como ANA o EVA, entre otros. De este modo, se eliminaron todas las vocales para impedir este tipo de combinaciones que dieran lugar a comentarios malintencionados, aunque en la actualidad es un proceso que también se puede conseguir sin la necesidad de vocales.
Además, también decidieron eliminar otras letras que conforman nuestra lengua como CH o LL, por pura lógica al tratarse de una letra doble. Sin embargo, tampoco se podría haber añadido la O en ninguno de los casos por una posible confusión con el número 0, del mismo modo que sucede con la Ñ y la N, ya que solo está aceptada la segunda para las matriculaciones. A diferencia de otros países como EEUU o Reino Unido que permiten la personalización de la matrícula, en España está prohibido y es la propia DGT la que se encarga de la asignación de los dígitos y letras que conforman la placa situada delante y detrás de nuestros coches.