Sixt, la reconocida compañía alemana de alquiler de vehículos, se enfrenta a una situación compleja con su flota de coches eléctricos, en un movimiento que recuerda a las dificultades que atraviesa su competidora estadounidense Hertz. Al igual que Hertz, Sixt ha visto cómo la demanda por vehículos eléctricos ha disminuido significativamente, lo que ha obligado a ambas empresas a ajustar sus estrategias de flota y reconsiderar sus inversiones en esta tecnología.
En el primer semestre de 2024, Sixt experimentó una caída drástica en sus beneficios, reportando un 79% menos en comparación con el año anterior, alcanzando solo 25,17 millones de euros. Este descenso se atribuye en gran parte a la caída del valor residual de sus vehículos y a la crisis en el mercado de coches eléctricos. Las ganancias antes de impuestos también se vieron afectadas, con un recorte del 48,53%, reflejando la volatilidad actual del mercado automovilístico.
Pese a estos desafíos, Sixt ha continuado ampliando su flota, incorporando alrededor de 136.100 vehículos nuevos entre enero y junio de 2024, con un valor total de 4.860 millones de euros. Este aumento en la flota, un 34,9% más en número de vehículos y un 31,6% en volumen de inversión respecto al mismo periodo de 2023, refleja el esfuerzo de la empresa por mantenerse competitiva y preparada para la alta demanda esperada en el tercer trimestre. Sin embargo, la compañía ha advertido que la situación actual del mercado podría afectar su estrategia futura.
Ante estos retos, Sixt ha reducido sus previsiones de beneficios para todo el año a entre 340 y 390 millones de euros, debido a la incertidumbre en la evolución del valor residual de los coches usados. Esta incertidumbre le costó a la compañía alemana unos 40 millones de euros en beneficios solo en el segundo trimestre del año. Actualmente, Sixt asume el riesgo de valor residual en el 21% de sus vehículos, según reveló su director financiero, Franz Weinberger.
Porblemas con los eléctricos
El grupo también ha reducido el número de coches eléctricos en su flota, en respuesta a la preferencia de los clientes por vehículos de combustión interna frente a los eléctricos o híbridos enchufables. Este ajuste se alinea con la estrategia de Hertz, que sigue lidiando con las consecuencias de sus compras masivas de coches Tesla en años anteriores, las cuales aún afectan sus balances financieros.
"Dirigimos nuestra cuota de vehículos eléctricos en función de la demanda de los consumidores y podemos reaccionar muy rápidamente a los cambios en la demanda", señaló Sixt en un comunicado. En 2023, la compañía contaba con menos de 10.000 coches eléctricos en una flota total de casi 170.000 vehículos. Ahora, la empresa ha reducido el número de estos vehículos, conocidos como "BEV de riesgo", a una cifra de "cuatro dígitos", aunque no ha especificado la cantidad exacta.
Sixt espera que la demanda se mantenga en lo que queda del año, impulsada por la temporada de verano y las campañas de vacaciones, aunque la situación del mercado seguirá siendo un factor determinante en cualquier ajuste estratégico futuro. La compañía, al igual que Hertz, continúa evaluando su enfoque hacia los vehículos eléctricos, en un mercado donde la volatilidad y la incertidumbre parecen ser las únicas constantes.
