Con 2035 como horizonte para el desfase de los motores térmicos tradicionales, los grandes fabricantes europeos empiezan a preparar sus fábricas, y también a sus proveedores, para una paulatina pero constante electrificación. Junto al Grupo Volkswagen, Stellantis es el fabricante con más peso en Europa, y estos últimos días ha dado a conocer una llamativa noticia, pues el 50 % de la producción de una de las fábricas en las que aún produce motores diésel será eléctrica para 2024.
Aunque se trata ya de por sí de una noticia de profundo calado, lo cierto es que no tiene nada que la haga destacar demasiado con respecto a otras similares que estos últimos días han dado otros fabricantes europeos, como BMW, quien pretende que su fábrica de motores de Steyr produzca 600.000 motores eléctricos anualmente para el año 2025.
Lo que resulta realmente llamativo de esta noticia es que la fábrica de Stellantis en Tremery (Moselle), abierta en 1979 y antaño propiedad del consorcio PSA Groupe, es que en su momento de máximo apogeo se convirtió en la fábrica de motores diésel más grande del mundo.
Sin embargo, dada la tendencia de la industria de la automóvil, la situación actual es bien distinta, pues en base a los datos que ha dado recientemente Stellantis, la cuota de producción de motores diésel de la fábrica se encuentra en plena caída, y a día de hoy tan sólo el 61 % de la producción de motores de esta planta se corresponde con motores diésel.
Para lograr estos objetivos, Stellantis confiará en dos empresas especialistas en el campo de la producción de componentes. Por un lado han llegado a un acuerdo con japonesa Nidec que ha dado lugar a una empresa conjunta denominada Emotors. Con ella, y tras una inversión de 93 millones de euros, apuntan a que más del 50 % de la producción de motores de la fábrica sea eléctrica para 2024, lo que supone más de un millón de "e-motors" producidos cada año.
Ambas empresas ya han presentado el motor eléctrico con el que pretenden hacer la movilidad eléctrica más asequible para el grueso del público. Lo han denominado M3, y está diseñado para trabajar con una tensión nominal de 400 V.
A la vez que la planta de Tremery se prepara para la producción de este motor, Stellantis ha habilitado otra de sus fábricas de transmisiones para la transición hacia la movilidad eléctrica. Se trata de la planta francesa de Metz, y lo ha hecho en conjunto con Punch Powertrains tras una inversión de 57 millones de euros. El cometido de esta planta tras esta inyección económica es producir cajas de cambio y transmisiones para los coches híbridos del consorcio, con un objetivo de 600.000 "eDCT" para 2024.
"Trémery-Metz son un excelente ejemplo de cómo estamos ejecutando nuestra transformación en la producción, tanto en Francia como en todas nuestras operaciones globales", ha comentado el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, acerca de la noticia. "Ahora hemos creado una nueva cadena de valor global con socios de confianza, incluyendo cinco gigafactorías, para apoyar nuestra estrategia global de baterías para vehículos eléctricos e impulsar nuestros objetivos Dare Forward 2030."