Por algo llaman al circuito de Nürburgring Nordschleife el Infierno Verde. Sus 20 kilómetros de longitud sirven para poner a prueba a los pilotos más temerarios y a los coches más potentes. Sólo los mejores triunfan en el Infierno y Porsche quiere dominar. Los de Stuttgart llevan años registrando récords de vuelta con cada nuevo coche que producen, pero se han cansado de que los rivales les planten cara constantemente. El caso más reciente es el del Tesla Model S Plaid que ha registrado el mejor tiempo de vuelta para una berlina 100% eléctrica. El Mission X llegará para acabar con todos.
En Porsche no hay medias tintas. O todo o nada y hoy estamos ante el primero de los casos. Los alemanes van a por todas y, de paso, quieren matar varios pájaros de un tiro. Esta particular historia de récords y rivalidades arrancó hace mucho tiempo. En 1986 se lanzó al mercado el Porsche 959. El primer superdeportivo comercial de la marca. Tal fue la fama, el reconocimiento y el éxito que consiguió, que años más tarde se replicaría la fórmula con el Carrera GT y, posteriormente, con el Porsche 918 Spyder, el primero de la saga en montar un tren motriz híbrido.
En Alemania, ya han dejado claro que su objetivo es convertirse en una marca eléctrica. El Taycan entreabrió la puerta, el nuevo Porsche Macan la abrirá por completo y el Porsche Mission X nos adelanta el coche que la hará pedazos. Será lo más de lo más en tecnología, potencia y conducción. Se adentrará en un nuevo horizonte con un récord que aspira a bajar de los 6 minutos. Actualmente, el mejor registro está en posesión de Volkswagen con el ID.R. El prototipo eléctrico paró el crono en 6:05.340 minutos. Porsche aspira a mejorar ese dato, o al menos acercarse lo máximo posible, con un coche que esté homologado para circular por la calle. El reto no es nada sencillo.
Además de la mucha potencia necesaria para alcanzar la marca, los ingenieros alemanes necesitarán aprovechar toda la tecnología disponible en Stuttgart. Cada una de sus cifras es espectacular. La ligereza será una de las claves y en Porsche están convencidos de lograr un ratio peso-potencia de 1:1. Es decir, 1 caballo por cada kilogramo de coche. Si tenemos en cuenta que estamos hablando de un modelo 100% eléctrico, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el heredero homologado del Mission X podrá superar cómodamente la barrera de los 1.500 caballos de potencia con cuatro motores eléctricos. Pero, por sí sola, esa cifra no será suficiente.
El trazado norte de Nürburgring exige mucho más que potencia. La aerodinámica será esencial para batir todos los registros conocidos. Esperan sobrepasar valores de apoyo aerodinámico muy superiores a los que ofrece actualmente el 911 GT3 RS. El hiperdeportivo eléctrico tendrá que ir, literalmente, pegado al suelo para poder tomar cada curva lo más rápido que la física lo permita. Hay que tener en cuenta que el Nordschleife tiene nada más y nada menos que 90 curvas, 40 a izquierdas y 50 a derechas, con interminables tramos de altísima velocidad entre ellos.
Por si el reto de velocidad no fuese ya de por sí complicado, Porsche quiere que el heredero natural del Mission X sea un coche completamente funcional para circular por la calle. Como eléctrico, aspira a contar con un sistema eléctrico de última generación con 900 voltios. La batería, a la cual no se ha hecho mención alguna, se instalará detrás de los asientos. Según los alemanes, esta posición e-core permite centrar las masas al igual que hoy hacen los mejores coches con motor central. Por ahora no se han especificado plazos, pero en su momento, el propio CEO de la compañía, Oliver Blume, confirmó que la intención es lanzarlo en el año 2025.