Cuando se habla de litio para baterías y su oferta o niveles de producción, a veces se olvida algo: muchos yacimientos están aún sin explotar. Ese es el caso del Salar de Uyuni, en Bolivia, el mayor desierto salado de la Tierra y el mayor depósito de litio del mundo. Una vasta extensión sobre la cual ha puesto sus ojos Rusia, habida cuenta del negocio que puede albergar. Pero, ¿cómo es el Salar de Uyuni?
Características geográficas y físicas
El Salar de Uyuni está ubicado en el suroeste de Bolivia, en plena meseta andina, en pleno Triángulo del Litio. Está a una altitud media de unos 3.650 metros sobre el nivel del mar y tiene una superficie de 10.500 kilómetros cuadrados, prácticamente igual que toda Asturias o la provincia de Zamora.
Es el mayor desierto de sal del mundo. Hace unos 5 millones de años, la región donde hoy se encuentran las montañas de los Andes era baja, con mucha menos elevación que actualmente, y el clima se volvió árido. Con el tiempo, el calor extremo y la escasez de lluvias provocaron que los lagos de la región se evaporaran, dejando costras de sedimentos y sal.
Los procesos tectónicos y la actividad volcánica empujaron esas costras hacia una meseta alta, donde permanecen hasta el día de hoy. La costra de sal del Salar de Uyuni cubre una capa de agua extremadamente salada, llamada salmuera.
En comparación con otros salares como el Salar de Atacama en Chile, que tiene una costra de sal de más de 1.000 metros de espesor en algunos lugares, el Salar de Uyuni es bastante delgado, con una corteza de entre 3 y 10 metros de espesor.
El salar está rodeado de montañas cubiertas de nieve y volcanes que suministran agua de deshielo al borde de la corteza o costra. El agua dulce se desliza por debajo de la corteza, pero se separa inmediatamente de la salmuera debido a la diferencia de salinidad. Como el agua dulce es menos densa que la salmuera, en realidad va a flotar sobre el agua salada.
Las mayores reservas de litio del mundo
A nivel económico y geopolítico, lo verdaderamente importante está justo debajo de esa costra. El Salar de Uyuni esconde las mayores reservas de litio del todo el planeta Tierra. Un litio con el que se fabrican las baterías de nuestros teléfonos móviles, ordenadores portátiles, tabletas y también las baterías de los vehículos eléctricos e híbridos.
Hasta ahora no se había explotado ni estudiado en profundidad, por eso es difícil hacer estimaciones precisas sobre la cantidad de litio que alberga este salar. Se estima que el salar contiene alrededor de 21 millones de toneladas de litio, lo que significaría tener el 50% de todas las reservas mundiales de litio. Solamente en este salar, ¡ojo! Sin embargo, las estimaciones son dispares: oscilan entre alrededor del 20%, según las más conservadoras, y las más optimistas indican que podrían alcanzar incluso el 70%.
Con tal cantidad de litio, en caso de explotar el salar Bolivia se podría convertir en el tercer mayor país productor de litio para baterías del mundo, por detrás de Australia y Chile, con posibilidad incluso de colocarse segundo en el futuro.
Factores económicos y sociales en juego
Sin embargo, la explotación de estos recursos ha sido limitada debido a desafíos técnicos, económicos y políticos. Bolivia ha intentado desarrollar la industria del litio, pero se ha enfrentado a varios problemas: no tiene la tecnología necesaria para la extracción y procesado; carece de infraestructura y financiación, lo cual genera dependencia internacional; y las políticas de la administración pública no han ayudado.
El gobierno boliviano ha buscado que la extracción y procesamiento del litio beneficien principalmente a la economía local. En 2008, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, proclamó que este recurso natural aliviría al 40 por ciento de los ciudadanos que viven en extrema pobreza. Este sentimiento se hizo eco en las políticas y acciones del gobierno, llegando a declarar que el Salar de Uyuni sería "cien por cien estatal".
Esas políticas generaron tensiones e incertidumbre en los inversores extranjeros interesados en explotar estos recursos. Ninguna empresa estaría dispuesta a invertir en Bolivia si tenía que ceder el control al Estado. Sin embargo, en los últimos años, Bolivia ha firmado acuerdos con empresas extranjeras y ha buscado explotar sus yacimientos y modernizar su industria.
En 2018 Bolivia encontró un primer socio, la empresa alemana ACI Systems, que formó una empresa conjunta con el gobierno boliviano y planeó una inversión de 1.300 millones de dólares. La última noticia que hemos tenido es el acuerdo con Uranium One, una empresa que controla el Kremlin a través de la compañía estatal rusa Rosatom.
Este acuerdo contempla la construcción de una planta de producción de carbonato de litio, con una inversión cercana a los 980 millones de dólares y una producción prevista de 14.000 toneladas anuales de litio para baterías. Una cantidad suficiente para convertir a Rusia en un actor importante en la cadena de suministro del litio.
Importancia turística
Aparte de su riqueza en litio, este salar también es uno de los destinos turísticos más icónicos de Bolivia. Es famoso por los patrones hexagonales de las costras de sal y por sus espectaculares reflejos, especialmente durante la temporada de lluvias (enero a marzo) cuando se convierte en un gigantesco espejo natural que refleja el cielo, creando efectos visuales impresionantes.
De hecho, los turistas pueden recorrer el salar en tours en 4x4, donde se pueden ver atracciones como los ojos de agua (aguas subterráneas que brotan), los hoteles de sal (estructuras hechas casi enteramente de sal), y las estatuas de sal. El salar también sirve como posible ruta para llegar a la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa.