Desde que Reino Unido dejó de ser un país miembro de la Unión Europa mediante la aprobación del Brexit, el territorio británico ha jugado de manera distinta algunas 'cartas' en materia de normativa, diferenciándose, por ejemplo, en la manera de afrontar la descarbonización del sector del automóvil.
Unos objetivos en los que se exige a las marcas que quieran comercializar allí unos porcentajes de ventas de vehículos eléctricos cada vez más altos. Si bien en 2024 eran del 22%, en 2025 son del 28% y para 20230 estos automóviles cero emisiones deberían representar el 80% de las matriculaciones de cada firma.
En Reino Unido no hay más esperanza que en la Unión Europea
Lo que el CEO de Renault en Reino Unido, Adam Wood, ha dicho claramente es que es del todo inviable lograr ese crecimiento de ventas de vehículos eléctricos si el Gobierno británico no apoya a la industria con ayudas a la compra.
Hay que tener en cuenta que en la Unión Europea lo que se está exigiendo es una limitación de las emisiones de cada coche que se venda cada vez más restrictiva, y que en todo caso (también en Reino Unido), toca pagar por no cumplir con lo que dicta la norma de cada territorio.
Por tanto, es un problema, pues ante la imposibilidad de lograr los objetivos, los fabricantes acabarían asumiendo multas millonarias que no harían más que frenar su inversión y desarrollos en materia de electrificación.
Y eso, jugará en contra de poder descabornizar la industria plenamente, como los responsables políticos quieren que ocurra en los próximos diez años.
Sin ayudas, Renault cree que no se podrá llegar a los objetivos
Para Adam Wood, los incentivos a la compra de coches eléctricos, concretamente en Reino Unido, son vitales para llegar a tiempo a 2030, momento en el que hay un punto de inflexión realmente alto en la normativa.
Además, el jefe de Renault en el país británico, sentenció que, para "alcanzar ese ambicioso objetivo, necesitamos un plan claro y sólido, en conjunto con toda la industria, también con la de recarga, y con el Gobierno, para lograrlo".
Del mercado del automóvil, asegura que los fabricantes se enfrentan a "un futuro incierto, porque no sabemos la velocidad de la demanda (de coches eléctricos)", y dice de los legisladores que no tienen "ningún precedente histórico" al que recurrir, por lo que pide prudencia y comprensión.
Todo este escenario también ocurre en un momento en el que, por un lado, Reino Unido no ha querido poner nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos, mientras que la Unión Europea los aplica desde hace meses, a pesar de que los fabricantes chinos han puesto una demanda formal, que incluso tiene el apoyo de dos marcas europeas y de Tesla.
A su vez, España ha perdido recientemente los incentivos estatales, a la espera de poder aprobar un decreto que los recupere pronto, y de la propuesta comunitaria que también podría llegar desde Bruselas.