La industria del automóvil no se ha tomado demasiado bien la política arancelaria llevada a cabo por Donald Trump en Norteamérica, hasta el punto de que hay fabricantes de coches que advierten de que dará lugar a despidos e incluso a la quiebra de algunas empresas.
En una carta formal que representa a doce grupo de presión del sector de las cuatro ruedas se pide al presidente de Estados Unidos que replantee su estrategia en forma de nuevos aranceles del 25 para todos los vehículos y componentes de coches procedentes del extranjero.
Hay marcas muy descontentas con Donald Trump

Entre las firmas del escrito, encontramos a fabricantes de vehículos como Toyota, General Motors, Volkswagen y Hyundai, como los más representativos, todos ellos como algunos de los que peor parados han salido con la decisión de Trump.
Mientras que para el presidente la puesta en marcha de las tasas de importación supuso el “Día de la Liberación” para Estados Unidos, las partes interesadas en el sector del automóvil avisan de que será el motivo de algunas bancarrotas, además de obligar al despido de trabajadores si la situación no cambia.
El propio Elon Musk, CEO de Tesla, ha criticado esta medida en forma de nuevos impuestos de importación, pues está afectando duramente a la marca de vehículos eléctricos que lidera. Aunque al principio estaba callado al tener un puesto de asesor en la Administración de Norteamérica, no hace tanto que aseguró que siempre le había aconsejado a Trump una política de libre comercio. Incluso llegó a insultar al considerado como el padre de los aranceles.
Además, los fabricantes aseguran que el impacto de la pandemia de 2020 todavía hace mella después de cinco años, y que la recuperación de aquella crisis todavía no se ha superado, motivo por el que la guerra comercial iniciada por Estados Unidos está siendo especialmente negativa.
Estados Unidos quiere recuperar la producción local

Donald Trump tiene claro lo que busca, que no es otra cosa que obligar a los fabricantes de vehículos a producir en suelo norteamericano, aunque es consciente de que algunas empresas podrían tardar varios años en trasladar estas tareas a su país.
Por ello, se muestra dispuesto a negociar, pero siempre que ‘pasen por el aro’ de sus peticiones, algo que China ya ha dicho que no hará, pues consideran que llevan siendo un territorio autosuficiente desde los últimos 70 años. Xi Jinping, presidente de China, ha asegurado que dejará de hacer caso a las maniobras de Estados Unidos en cuanto a aranceles, y que se conforma con la tasa del 125% con la que respondieron en última instancia a la presión arancelaria similar impuesta por Trump.
Así las cosas, la Unión Europea también está especialmente en el punto de mira del presidente norteamericano, y de momento las negociaciones de Bruselas con Donald Trump no han sido demasiado fructíferas. Si parece que lo están siendo más las conversaciones entre China y Europa, pues sonaba hace unas semanas la posibilidad de volver a plantear un precio mínimo al que se pueden vender los coches eléctricos chinos en los países de nuestro continente. Eso, como alternativa de los aranceles de hasta el 45,3% que Bruselas aplica a todos los coches eléctricos fabricados en el país asiático.