En muchas ocasiones hemos comentado que un complemento ideal para las bicicletas eléctricas, ya sean de carretera, de montaña o gravel, son las transmisiones de accionamiento electrónico. Pero, como nada es perfecto, hemos querido analizar las ventajas y las desventajas que puede suponer el tener una.
A día de hoy, existen bastantes opciones en el mercado: a las habituales marcas de transmisiones como Sram o Shimano, tenemos a históricas marcas como Campagnolo o noveles en esto de las transmisiones como son FSA y TRP. Esta última, ha confeccionado si transmisión electrónca junto con Bosch, por lo que esta transmisión está diseñada para trabajar con los motores de la marca alemana.
Sram es la única que ofrece unos componentes totalmente autónomos: es decir, no necesitan cables ni para la transmisión de las señales ni de la propia energía, ya que, tanto en el desviador trasero como en el delantero (en caso de llevarlo) llevan sus propias baterías de alimentación aunque, como decíamos antes, también pueden alimentarse de la del motor.
Las otras marcas o bien se suministran de las baterías de los motores (Shimano y sus XT y CUES Di2 o TRP y su E.A.S.I. A12) o poseen una de grandes dimensiones alojada en diferentes ubicaciones (generalmente en la tija del sillín, como Shimano y sus versiones de carretera/Gravel o Campagnolo) o en el desvidor delantero, como es el caso de FSA y su grupo de carretera K Force WE.
Ventajas de las transmisiones de accionamiento electrónico
- Los grupos mecánicos sufren una disminución de las prestaciones de los cables de las marchas con las diferentes condiciones climatológicas o simplemente por el uso. Se hace necesario un constante mantenimiento (limpiando, engrasando o directamente cambiando los cables) para obtener un óptimo funcionamiento. Los grupos electrónicos, una vez ajustados, no requieren de nada más.
- La velocidad en los cambios es mayor en una transmisión electrónica: es un hecho que el tiempo que transcurre entre que pulsamos un botón y el desviador actúa es menor que si lo hacemos con uno mecánico. A nivel prestacional, disminuyen las preocupaciones en ese sentido, lo que nos permitirá centrarnos más en otros aspectos de la conducción. Además, algunas transmisiones, en combinación con sus propios motores (Sram y su motor Powertrain, Shimano con los EP y la nueva TRP con Bosch) pueden disponer de cambios automáticos, algo que no es posible en una transmisión de accionamiento mecánico.
- Un cambio electrónico siempre será más fácil de accionar que uno mecánico. La facilidad con la que los diferentes componentes responden a nuestras acciones es muy grande: un pequeño toque es suficiente para que el cambio responda, algo bienvendio, sobre todo, en modalidades 'offroad' donde el manejo siempre es más comprometido.
- Eso hace que en situaciones comprometidas (por ejemplo, en caminos de montaña) sea más fácil (y seguro) cambiar con uno electrónico que con uno mecánico. Como las posibilidades de la electrónica son altas, están comenzando a aparecer diferentes mandos (tipo botón o blips) que ayudan aún más en esta labor. En el Gravel, donde por el tipo de maneta el accionamiento es más comprometido, uno electrónico es ideal.
- Personalización: es este apartado no hay dudas ya que se pueden configurar mediante diferentes App de teléfonos móviles. Las primeras transmisiones electrónicas requerían programas informáticos (más o menos complicados) para ajustar diferentes parámetros. A día de hoy, basta con tener en nuestro móvil dicha aplicación y cambiar el sentido de funcionamiento de los diferentes mandos, así como la velocidad en su actuación, por poner dos ejemplos.
- Mayor libertad a la hora de diseñar: muchos fabricantes de bicicletas están realizando cuadros pensando en las transmisiones electrónicas, lo que les permite centrarse más en los parámetros de rigidez y comodidad (así como en el puramente estético) sin tener que pensar por dónde meter los cables de una transmisión.
Desventajas de las transmisiones de accionamiento eléctrónico
- Evidentemente el precio es el mayor hándicap: es verdad que en los últimos tiempos hemos visto en algunas marcas una pequeñas ‘democratización’ en ese sentido (especialmente Sram) y se están realizando transmisiones asequibles pero, hoy por hoy, siguen encareciendo el precio total de las bicicletas. Eso también es un inconveniente a la hora de reemplazar algún componente en caso de rotura.
- El quedarse sin batería es otro de los miedos: es cierto que los cambios que poseen grandes baterías son casi inagotables pero, por poder, puede que nos olvidemos de cargarlas la noche anterior y cuando vayamos a salir nos encontremos que no podemos rodar. No es un grave problema pero no nos podemos olvidar de ellas como sí se hace con los cambios mecánicos. Las que se alimentan de la propia batería del motor no tienen ese problema.