La bicicleta es, desde su invención, el medio de transporte que nos ha dado más libertad de movimientos en el plano urbano. Desde los inicios de su popularización, siempre se ha mantenido como una alternativa muy interesante en la ciudad. Sin embargo, desde hace décadas, está teniendo una importancia relativamente superior a la de cualquier otro medio de transporte. ¿Estamos de vuelta al pasado? Podría decirse que todo empezó con el mundo de las 2 ruedas y todo terminará derivando en la misma solución. Eso sí, solo en los trayectos cortos.
En el año 2023, este medio de transporte incorpora muchas tecnologías que convierten este tipo de desplazamientos en una experiencia de vida. Acudir al trabajo y no pasar varios minutos dando vueltas para aparcar el coche está cada vez mejor visto. ¡Por no hablar del pago de servicios como el de la O.R.A! El sudor o el cansancio no es excusa, ya que hay increíbles bicicletas eléctricas en la actualidad.
Ahora bien, ¿te has preguntado por qué los Países Bajos concentra la mayor cantidad de bicicletas por kilómetro cuadrado? En ciudades como Ámsterdam, este medio de transporte tiene mucho más sentido que otras alternativas, tales como el coche o el autobús. Varias son las claves que hay detrás de que esto se repita a lo largo y ancho del país.
Por qué en Países Bajos la bicicleta tiene mucho más tirón que en otros países
Para poder entender el frenesí que existe en Países Bajos en lo que se refiere a la bicicleta, es necesario dejar a un lado la mentalidad ecofriendly que podríamos pensar que tiene la sociedad. Lo cierto es que es algo cultural y más próximo a la orografía del terreno que a otra cuestión. Todo se remonta a la década de los años setenta del siglo pasado. En aquella época, el boom del automóvil personal había saltado por los aires. Los precios se estaban democratizando y la economía permitía darse algún que otro capricho.
Sin embargo, había un gran problema. Las calles de los espacios urbanos del país, formadas principalmente por adoquines, no estaban muy preparadas para la circulación de moles de más de una toneladas. Del mismo modo, muchos emplazamientos urbanos eran estrechos, lo cual dificultaba el tráfico en gran medida. Por si fuera poco, había un problema añadido. Lo coches de la época no tenían medidas de seguridad suficientes como para garantizar la integridad de todos los usuarios de la vía, incluidos los peatones.
Y bien, ¿por qué la década de los setenta fue clave para entender el increíble parque de bicicletas actual que hay Países Bajos? El estallido de la crisis del petróleo provocó un incremento muy violento de los combustibles. En aquel periodo se produjo lo que se conoce como estanflación. Esto no es más que un momento económico en el que hay altas tasas de inflación y, al mismo tiempo, un elevado nivel de desempleo. Pese a la democratización del coche convencional, muchas familias decidieron posponer su compra.
Este tipo de cuestiones provocó un crecimiento paulatino y sostenido de la bicicleta. Curiosamente, las décadas de los ochenta y noventa no tuvieron suficiente tirón, por lo que se ha mantenido una escena urbana que ya es modelo para muchos países de su entorno.
Por qué es un modelo de movilidad que pretende ser copiado en todo el mundo
La bicicleta apenas cuenta con huella de carbono en su producción. Se trata de un medio de transporte muy eficiente desde el punto de vista de la contaminación, pero lo cierto es que también incorpora otra serie de ventajas a la sociedad. Un estudio realizado en el año 2016 permitió establecer una correlación positiva entre el espíritu ciclista y un menor gasto en materia de sanidad para el país. Del mismo modo, se ha podido determinar que la realización de ejercicio asociado a los desplazamientos contribuye a una mejora de la productividad.
La mayor parte de ciudades y, en su conjunto, países, busca introducir este medio de transporte con el objetivo de reducir su huella de carbono. El uso de combustibles fósiles se ha convertido en un problema y, ciertamente, no toda la población está en condiciones de sustituir su coche convencional por uno eléctrico. El uso de la bicicleta, ya sea tradicional o con mecánica eléctrica asociada, permite ahorrar a las familias, ya que un automóvil conlleva afrontar multitud de gastos.
El uso de esta propuesta tiene especial sentido en aquellos emplazamientos urbanos que carecen de grandes desniveles. Las áreas costeras se han convertido en áreas de especial interés para incentivar el uso de las bicicletas. En este sentido, la construcción de los denominados carriles bici permite fomentar que la población apueste por realizar sus desplazamientos a través de estos vehículos personales. El país europeo cuenta en la actualidad con más de 35.000 kilómetros de carriles bici, mientras que las áreas asfaltadas para automóviles ascienden a 140.000 kilómetros.
En España, por ejemplo, podemos encontrar varios casos exitosos en lo que se refiere a la estandarización de la bicicleta. Sevilla o Valencia, entre otras, han hecho un gran trabajo a la hora de construir su propia red de carriles bici para conectar toda la ciudad. Se espera que otros muchos núcleos urbanos lleven a cabo este tipo de obras con el objetivo de incentivar el uso de un medio de transporte sostenible.