La administración de Donald Trump anunció la implementación de aranceles del 25% a las importaciones de automóviles desde México y Canadá, una medida que se activaba ayer generando repercusiones a nivel global. Los mercados europeos registraron caídas significativas, y la industria del automóvil, clave en la electrificación, que se enfrenta a desafíos inéditos.
El sector europeo, líder en innovación sostenible, ha sido particularmente vulnerable. Stellantis (propietaria de Jeep, Fiat y Chrysler) vio desplomarse sus acciones un 10,16% en la bolsa de Milán, según datos de este martes. La dependencia de sus plantas en América del Norte, donde el 46% de sus ventas están ligadas al mercado estadounidense, explica su exposición al riesgo. Otros dos grandes fabricantes estadounidenses, Ford y General Motors, también sufrían las mismas consecuencias. Ahora, la Administración de Trump concede un mes de prórroga a esta decisión.

Una prórroga de un mes
La medida anunciada por la portavoz Karoline Leavitt, afecta a todos los vehículos que entran en el marco del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, conocido como USMCA. Según explicó Leavitt, la exención se extiende hasta el próximo mes de abril, lo que significa que, pese a la entrada en vigor de los aranceles del 25% aplicados desde este martes, los fabricantes dispondrán de un plazo adicional antes de enfrentar la totalidad de la medida.
Tal decisión se toma con el objetivo de evitar que las empresas se vean en una desventaja económica, ya que los aranceles recíprocos entrarán en vigor el 2 de abril. De este modo, se busca estabilizar el mercado y dar un margen de maniobra para ajustar estrategias comerciales en un contexto de incertidumbre.
El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, adelantó esta resolución y destacó que el presidente Trump estaría dispuesto a introducir cambios en los aranceles del 25% impuestos a las importaciones procedentes de México y Canadá. Lutnick puntualizó que, aunque “habrá aranceles, seamos claros”, se está evaluando la posibilidad de aliviar las tasas en distintos sectores del mercado. Esta flexibilidad podría abrir la puerta a revisiones que, en última instancia, favorezcan a los fabricantes y, de manera indirecta, a los consumidores.

Los tres grandes fabricantes de automóviles, que participan en el marco del USMCA, han estado invirtiendo considerablemente en el desarrollo y producción de modelos más respetuosos con el medio ambiente. La transición hacia tecnologías más limpias supone un reto en el que factores como los aranceles pueden influir en la competitividad de los vehículos en el mercado. Un alivio temporal en las tasas podría traducirse en costes de producción más ajustados, lo que, a su vez, facilitaría la incorporación de innovaciones tecnológicas en los automóviles eléctricos e híbridos.
El sector automotriz global atraviesa un periodo de transformación en el que la sostenibilidad y la eficiencia energética son prioritarias. La reducción o el ajuste de los aranceles no solo beneficia a los grandes fabricantes, sino que también repercute en la oferta y el precio final de los vehículos que llegan a manos de los consumidores. En España, donde el interés por estos vehículos ecológicos sigue en aumento, esta decisión podría marcar un precedente en la manera en que se estructuran las relaciones comerciales internacionales y se adaptan a las necesidades medioambientales.