Faraday Future es una empresa estadounidense con un historial turbulento de promesas incumplidas y coqueteos con la bancarrota. Ha estado cerca de la quiebra en varias ocasiones y sus últimos movimientos dan lugar a dudas, cuando menos. Hasta el punto de preguntarse si realmente hay algo tangible detrás de este proyecto.
En el mundo de los coches eléctricos, después de Tesla han surgido startups de toda índole, algunas con más éxito que otras. Rivian o Lucid, aunque les está costando generar beneficios (como también le pasó a Tesla en el pasado), tienen un proyecto sólido y bien establecido. En el caso de Rivian, recientemente firmaron un acuerdo con Volkswagen y tienen otro con Amazon. Lucid, por su parte, tiene detrás el apoyo financiero del fondo soberano de Arabia Saudí y el dinero no es problema, al menos durante un tiempo.
Otras no han corrido la misma suerte. La última ha sido Canoo, una startup en la cual confió hasta la NASA para hacer una furgoneta eléctrica que transportase a los astronautas hasta las lanzaderas. Pero ha acabado quebrando. No es la única y probablemente no será la última.
En el camino de la incertidumbre también está Faraday Future, cuyo futuro parece dudoso. Su último movimiento ha sido la creación de Faraday X, una división enfocada en vehículos eléctricos más asequibles. Con esto busca recuperar algo de credibilidad, pero, ¿es un verdadero renacimiento o solo una cortina de humo?
Una presentación extraña y llena de dudas sin resolver
Hace apenas unas semanas, Faraday X mostró los prototipos de sus dos primeros vehículos: la furgoneta eléctrica Super One y el todoterreno FX 6. Según el CEO de esta división, Max Ma, ambos modelos estarán repletos de inteligencia artificial (IA) y prometen "marcar un antes y un después en el diseño" de coches eléctricos. Lo cierto es que enseñaron poco de los vehículos y quienes asistieron a la presentación, como los compañeros de InsideEVs, quedaron bastante extrañados y escépticos. También resulta sorprendente que una startup de este tipo organizase la presentación en paralelo al CES 2025, el evento sobre tecnología más importante del mundo y que se celebraba esos días.
Max Ma y el CEO de Faraday Future, Matthias Aydt, destacan la centralidad de la inteligencia artificial en su proyecto, pero la realidad muestra que el producto sigue sin cumplir con las expectativas planteadas. El enfoque en la inteligencia artificial es interesante, aunque la IA es el argumento de moda actualmente, y hay que cogerlo con pinzas. Especialmente cuando todavía no han enseñado nada más al respecto. La falta de confianza en la compañía es un hecho debido al historial de la empresa y a la falta de resultados.
Tecnología prometida, pero no demostrada
Durante la presentación mencionada antes, los periodistas que acudieron pudieron subirse al prototipo del Super One, una experiencia que dejó más preguntas que respuestas. Lo que debería haber sido una demostración de la integración de la IA en el vehículo se quedó en promesas vagas y sin ningún ejemplo claro sobre su potencial. Cuando preguntaron a la compañía qué tecnología innovadora ofrecería el vehículo, las respuestas fueron: comandos de voz y funciones de conducción semiautónoma. Nada que no exista ya en el mercado actual, y en todo tipo de coches, no sólo en los más lujosos.
El caso del Faraday Future FF91, el carísimo SUV eléctrico de la marca (le pusieron un precio de salida de 300.000 dólares), no es mucho mejor. Este modelo lleva pululando desde 2018 y resurgió de nuevo en 2023. Fue presentado como la gran apuesta de la marca, pero ha sido un fracaso comercial. El precio es prohibitivo y existen alternativas reales a menor coste. Además, las demostraciones de la IA a bordo también dejaron mucho que desear, generando más dudas sobre la capacidad real de la compañía.
Un pasado turbulento y un futuro incierto
La historia de Faraday Future está marcada por la polémica. Su fundador, el multimillonario chino Yueting Jia, ha tenido problemas legales en China por deudas y acusaciones de fraude con una IPO, por los que fue condenado a pagar una multa equivalente a 35 millones de euros. También se vio envuelto en un supuesto fraude con un esquema Ponzi.
Los problemas con la justicia obligaron a Faraday a apartar a Yueting Jia de su rol en la compañía en 2022. Un historial que, desde luego, no inspira confianza en una industria que exige credibilidad de cara a los inversores, además de estabilidad financiera y visión a largo plazo. Y es que crear un fabricante de coches desde cero requiere muchísimo dinero y una base sólida. Aunque Faraday X promete modelos más accesibles, con precios a partir de unos 20.000 dólares, la credibilidad de la marca está en juego.
En un sector tan competitivo como el de los vehículos eléctricos, las marcas emergentes deben ofrecer algo más que promesas para sobrevivir. Mientras que Rivian ha encontrado un buen salvadidas en Volkswagen y Lucid intenta consolidarse en la parte alta del mercado, Faraday Future parece atrapada en un ciclo de ideas grandilocuentes y ejecuciones inconclusas. Faraday X podría ser su última oportunidad para redimirse, pero las dudas persisten.