Para que Europa tenga una industria sana y comprometida debe tener en cuenta muchos factores más allá de una simple regulación. El Parlamento Europeo lleva años promoviendo una batalla contra las emisiones en el tráfico y sus próximos pasos supondrán un gran esfuerzo para los fabricantes y para los clientes. Las compañías tienen que ajustar los límites de emisiones, pero para muchos no tiene sentido. Oliver Zipse, el máximo responsable de BMW, ha dejado muy clara su postura. Pide a Europa que revise los objetivos de CO2 y los ajuste al entorno actual del mercado. No es la primera vez que el directivo alemán se queja de las políticas europeas.
Está claro que la movilidad eléctrica es el futuro de la industria. Los coches eléctricos marcan la actualidad del mercado, pero todavía queda mucho camino por recorrer. El gran objetivo es eliminar de los concesionarios los coches térmicos. Ese reto se hará realidad, al menos así está aprobado ahora mismo, a partir de 2035. Antes de esa fecha, Europa ha fijado una exigente agenda de emisiones de CO2 que las marcas tienen que cumplir si no quieren incurrir en sanciones económicas. El próximo gran paso llegará el año que viene, en 2025. Un endurecimiento en las emisiones del 25%. Hay un gran riesgo en el hecho de borrar los coches de combustión de forma precipitada.
Los clientes acabarán pagando las sanciones que la Unión Europea aplique a las marcas
El CEO de BMW ha advertido que semejante paso será muy difícil para la industria. “A finales de 2025 el mundo se dará cuenta de que no es tan fácil. Para entonces, la presunción sobre la industria automovilística europea será significativa”.
Durante la presentación del nuevo BMW Neue Klasse X, Zipse también ha comentado: “Creemos que es esencial una revisión exhaustiva de la legislación de CO2 en la Unión Europea”. El próximo año, las emisiones promedio estarán sujetas al ciclo de homologación WLTP en lugar del sistema estandarizado actual NEDC.
El incumplimiento de los límites obligará a las marcas a pagar una multa de 95 € por cada coche matriculado, multiplicada anualmente por cada gramo de CO2 por encima del objetivo. Esas multas acabarán repercutiendo en los miles de compradores.
Zipse ha asegurado que su compañía va camino de alcanzar los objetivos de emisiones de 2025 a costa de un mayor incremento en la producción de coches eléctricos hasta el 20%, un 5% más que en 2023. El objetivo para finales de la década es que el 50% de las matriculaciones de BMW sean 100% eléctricas, aunque albergan la esperanza de que sean sensiblemente más altas en Europa.
A pesar de la confianza en su propia compañía, el máximo responsable advierte a los políticos europeos sobre los riesgos que supone obligar a los clientes a tomar una postura única con respecto a su movilidad. "Algo que no se tiene en cuenta es la libre decisión de millones de clientes".
En 2026, el Parlamento Europeo quiere evaluar en qué parte del camino eléctrico nos encontramos, aunque muchas cosas pueden cambiar para entonces. BMW no ha sido el único gran conglomerado que se ha quejado de las políticas continentales. Volkswagen ha sido el primero en solicitar una relajación en la normativa de 2025.
Oliver Blume, CEO del Grupo Volkswagen ha declarado, "no tiene sentido que la industria tenga que pagar sanciones cuando no se dan las condiciones marco para el aumento de los vehículos eléctricos". Renault, a través de su CEO, Luca de Meo, también se ha sumado a ese carro mediante una carta abierta recientemente publicada. En ella el Ejecutivo francés anima a tomar medidas que aumenten la aceptación del coche eléctrico entre los conductores europeos.