Mucho se ha dicho sobre la compatibilidad, o no, de los coches eléctricos y el agua. Parece que la duda está suficientemente despejada en la actualidad, pero lo cierto es que los límites se han querido llevar al extremo. La mejor prueba de ello nos la muestra este increíble Toyota Land Cruiser del año 1987. Se trata de una unidad que apenas costó menos de 6.000 euros y que, en cambio, ha demostrado ser el protagonista diferencial. ¿Es posible convertir un todoterreno de los ochenta en un submarino eléctrico?
A lo largo de los últimos años, hemos podido asistir a múltiples procesos de electrificación de coches clásicos. Al fin y al cabo, las políticas restrictivas de contaminación limita la circulación de muchos automóviles del siglo XX, por lo que esta es la única solución para seguir disfrutando de su uso. Aun así, lo que no esperábamos era contar con un Toyota Land Cruiser reconvertido para ser eléctrico y, adicionalmente, tener la capacidad para circular a 30 metros de profundidad.
Un hito alcanzado que echa por tierra el 'problema del coche eléctrico con el agua'
El único requerimiento que se precisa a la hora de usar conseguir este tipo de récords es que los conjuntos de baterías cuenten con un sellado a la altura de las circunstancias. Este Toyota Land Cruiser de 1987 ha sido modificado para poder cubrir una distancia de 7 kilómetros bajo el agua. Para ello, han participado en el evento un equipo de buzos, los cuales fueron turnándose para garantizar la seguridad de la expedición.
La prueba ha tenido lugar en el puerto de Darwin, en Australia. Para ello, se ha tenido que poner el foco, principalmente, en el sistema de sellado para evitar que la presión arruinase la prueba. De hecho, los neumáticos fueron rellenados con agua para evitar que explotasen en algún punto del recorrido. De acuerdo con la información disponible, esta unidad fue especialmente configurada para eliminar cualquier resquicio de su motor térmico. Tras ello, se decidió apostar por la incorporación de un motor eléctrico y su correspondiente conjunto de baterías.
El paquete contaba con una capacidad de 32 kWh, el cual se antojaba suficiente para cubrir la distancia descrita anteriormente. De hecho, se decidió incluir una unidad que garantizase que el peso total del vehículo fuese reducido para facilitar la consecución de la prueba. Del mismo modo, se llevó un control en todo momento de la situación exacta del coche convertido a submarino. Varias boyas ancladas al vehículo permitían conocer en todo momento su localización.
La distancia de 7 kilómetros fue cubierta en el plazo de tiempo de 12 horas. Es cierto que hubo una serie de contratiempos por el camino, pero se pudo establecer el nuevo récord. ¿Veremos intentos para cubrir mayores distancias a lo largo de los próximos meses? Aún es pronto para saberlo. Lo que sí parece que ha quedado claro es que, si el conjunto de baterías está perfectamente sellado, no hay riesgo de sufrir problema alguno. Un buen ejemplo de ello nos lo muestra el submarino eléctrico U-Boat Worx Nemo 2.